Háblanos de tu trayectoria profesional.
Empecé como entrevistador telefónico para una pequeña agencia de estudios de mercado y, luego, me ascendieron al equipo de redacción de documentos, encargándome de que los informes de los estudios y los documentos finales tuvieran un aspecto correcto y fueran coherentes. Más tarde, dirigí ese equipo. De ahí pasé a la gestión de proyectos y, de nuevo, a la gestión de productos como miembro de un equipo de tres personas que trabajaban en estudios multiculturales. Luego, me traspasaron a Operaciones Comerciales, que es donde me encuentro en la actualidad.
Como director de Operaciones Comerciales, la parte principal de mi trabajo consiste en convertir las ventas en empleos. Soy el enlace entre el equipo comercial y el equipo financiero; soy un punto de control de calidad integrado y me aseguro de que la documentación esté completa y sea precisa antes de introducirla en nuestro sistema financiero. También resuelvo entre bastidores los problemas con las órdenes de compra de los clientes y consigo que quedemos correctamente configurados en los sistemas de los clientes. Cuando tengo tiempo, también corrijo y reviso los documentos finales. Cada día tengo unos 30 asuntos distintos en mi lista de tareas, algunos muy sencillos y otros más complicados.
Para tener éxito en este tipo de puesto, es imprescindible prestar atención a los detalles. También es necesario tener una gran capacidad de organización y facilidad para realizar múltiples tareas a la vez, sentido del humor y paciencia. El conocimiento institucional también resulta útil, y yo tengo muchísimo.
¿Cómo describirías la cultura?
En mi unidad, el ambiente es acogedor y afectuoso. No es una unidad muy grande (65 más o menos) y muchos de nosotros llevamos aquí 10 años o más, así que nos conocemos bien. Creo que los compañeros más nuevos nos consideran abiertos, no cerrados. Bromeamos mucho (hay un hilo muy activo en nuestro chat de Teams llamado «Travesuras»), pero también trabajamos mucho. Lo que más me gusta de trabajar aquí es el vínculo que tengo con mis compañeros de equipo.
En la empresa en sentido más amplio, diría que la cultura está evolucionando, tratando de hacer que Kantar sea más humana. Se hace hincapié en la diversidad, la igualdad y la inclusión. El director general global ha liderado un gran esfuerzo en 2022 destinado a identificar y definir la cultura de la empresa. Para una empresa de nuestro tamaño, eso puede ser todo un reto que creo que la dirección está afrontando bien. Me gusta mucho la frecuencia con que la empresa nos da oportunidades de aprender sobre cosas no directamente relacionadas con nuestro trabajo: por ejemplo, ayer sin ir más lejos asistí a un seminario sobre planificación patrimonial, y la semana que viene hay otro sobre el valor de la vulnerabilidad.
Trabajas desde casa. ¿Cómo te ayuda esto a mantener un equilibrio adecuado entre la vida laboral y la personal?
Ahora veo mucho más a mi mujer, que se jubiló durante la pandemia, así que los dos estamos en casa la mayoría de los días. Si lo necesito, ahora resulta más fácil salir corriendo a hacer un recado durante la jornada laboral que cuando tenía que salir de la oficina. La tentación se encuentra en trabajar a horas intempestivas (largas), sabiendo que tengo el portátil ahí al lado, pero para evitarlo siempre intento cerrar conscientemente mi cuaderno al final del día, un gesto físico que representa echar el telón al trabajo por ese día.
¿Qué consejo le darías a alguien que está pensando en incorporarse a Kantar?
Al ser una gran empresa, con más de 27 000 empleados en todo el mundo y unos 2000 en Norteamérica (creo), tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Hay muchas oportunidades de promoción lateral si te gusta la empresa, pero no te entusiasma el empleo que desempeñas. Encuentra un ERG (Grupo de Recursos para Empleados) que encaje contigo y participa activamente en él. Debes saber que la alta dirección está dedicando muchos recursos a hacer de Kantar un entorno laboral más agradable de lo que ha sido hasta ahora. Y tómate tiempo libre para recargar pilas: en los Estados Unidos, tenemos un número ilimitado de días de vacaciones pagadas.
Empecé como entrevistador telefónico para una pequeña agencia de estudios de mercado y, luego, me ascendieron al equipo de redacción de documentos, encargándome de que los informes de los estudios y los documentos finales tuvieran un aspecto correcto y fueran coherentes. Más tarde, dirigí ese equipo. De ahí pasé a la gestión de proyectos y, de nuevo, a la gestión de productos como miembro de un equipo de tres personas que trabajaban en estudios multiculturales. Luego, me traspasaron a Operaciones Comerciales, que es donde me encuentro en la actualidad.
Como director de Operaciones Comerciales, la parte principal de mi trabajo consiste en convertir las ventas en empleos. Soy el enlace entre el equipo comercial y el equipo financiero; soy un punto de control de calidad integrado y me aseguro de que la documentación esté completa y sea precisa antes de introducirla en nuestro sistema financiero. También resuelvo entre bastidores los problemas con las órdenes de compra de los clientes y consigo que quedemos correctamente configurados en los sistemas de los clientes. Cuando tengo tiempo, también corrijo y reviso los documentos finales. Cada día tengo unos 30 asuntos distintos en mi lista de tareas, algunos muy sencillos y otros más complicados.
Para tener éxito en este tipo de puesto, es imprescindible prestar atención a los detalles. También es necesario tener una gran capacidad de organización y facilidad para realizar múltiples tareas a la vez, sentido del humor y paciencia. El conocimiento institucional también resulta útil, y yo tengo muchísimo.
¿Cómo describirías la cultura?
En mi unidad, el ambiente es acogedor y afectuoso. No es una unidad muy grande (65 más o menos) y muchos de nosotros llevamos aquí 10 años o más, así que nos conocemos bien. Creo que los compañeros más nuevos nos consideran abiertos, no cerrados. Bromeamos mucho (hay un hilo muy activo en nuestro chat de Teams llamado «Travesuras»), pero también trabajamos mucho. Lo que más me gusta de trabajar aquí es el vínculo que tengo con mis compañeros de equipo.
En la empresa en sentido más amplio, diría que la cultura está evolucionando, tratando de hacer que Kantar sea más humana. Se hace hincapié en la diversidad, la igualdad y la inclusión. El director general global ha liderado un gran esfuerzo en 2022 destinado a identificar y definir la cultura de la empresa. Para una empresa de nuestro tamaño, eso puede ser todo un reto que creo que la dirección está afrontando bien. Me gusta mucho la frecuencia con que la empresa nos da oportunidades de aprender sobre cosas no directamente relacionadas con nuestro trabajo: por ejemplo, ayer sin ir más lejos asistí a un seminario sobre planificación patrimonial, y la semana que viene hay otro sobre el valor de la vulnerabilidad.
Trabajas desde casa. ¿Cómo te ayuda esto a mantener un equilibrio adecuado entre la vida laboral y la personal?
Ahora veo mucho más a mi mujer, que se jubiló durante la pandemia, así que los dos estamos en casa la mayoría de los días. Si lo necesito, ahora resulta más fácil salir corriendo a hacer un recado durante la jornada laboral que cuando tenía que salir de la oficina. La tentación se encuentra en trabajar a horas intempestivas (largas), sabiendo que tengo el portátil ahí al lado, pero para evitarlo siempre intento cerrar conscientemente mi cuaderno al final del día, un gesto físico que representa echar el telón al trabajo por ese día.
¿Qué consejo le darías a alguien que está pensando en incorporarse a Kantar?
Al ser una gran empresa, con más de 27 000 empleados en todo el mundo y unos 2000 en Norteamérica (creo), tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Hay muchas oportunidades de promoción lateral si te gusta la empresa, pero no te entusiasma el empleo que desempeñas. Encuentra un ERG (Grupo de Recursos para Empleados) que encaje contigo y participa activamente en él. Debes saber que la alta dirección está dedicando muchos recursos a hacer de Kantar un entorno laboral más agradable de lo que ha sido hasta ahora. Y tómate tiempo libre para recargar pilas: en los Estados Unidos, tenemos un número ilimitado de días de vacaciones pagadas.