Háblanos de tu trayectoria profesional y de cómo has acabado en Kantar.
Hace unos años, empecé a trabajar como ejecutiva de clientes en una start-up especializada en marketing B2B de influencers y, gracias a ese puesto, me enamoré de los datos. Trabajé como analista especializada para grandes marcas del sector tecnológico y, luego, me convertí en responsable de insights en un equipo compuesto por nueve consultores, analistas y ejecutivos. Nuestro objetivo era ofrecer insights concretos basados en datos y promover la interacción de los consumidores a través de análisis sociales para grandes cuentas empresariales, principalmente en el ámbito de la tecnología.
Supe que Kantar era la empresa adecuada para mí en cuanto descubrí sus valores. He vivido en tres países y he conocido a gente de todo el mundo, por lo que soy una gran defensora de la diversidad y la inclusión, y de la importancia que tienen en el mundo laboral. Me esfuerzo por conseguir mis objetivos, creo en la importancia del trabajo en equipo y, al tener un puesto de gestión de personal, sé que la mejor recompensa de todas es contribuir al crecimiento de otras personas.
Ahora trabajo como consultora sénior en el equipo de Análisis Digital. Ayudo a nuestros clientes a comprender el panorama digital, a conocer a su público y a tomar decisiones más acertadas a partir de los insights que aportan los datos, con el fin de optimizar su presencia y desempeño en el mundo digital.
¿Qué sorprendería a la gente del trabajo que desempeñas?
Creo que, cuando la gente se imagina a los analistas, no son conscientes de hasta qué punto es una profesión única en lo que respecta a las habilidades y aptitudes necesarias para ser un buen profesional. No basta con leer números en una pantalla; hay que dominar la comunicación verbal y escrita, ser capaz de hacer presentaciones a los clientes y forjar una buena relación con ellos, y gestionar proyectos para varios clientes. Así que es imprescindible poseer una excelente capacidad de priorización y gestión del tiempo y, por último, pero no por ello menos importante, demostrar una gran curiosidad: el rasgo fundamental de un analista es preguntarse siempre «¿por qué?».
¿Qué es lo más interesante de trabajar en investigación e insights del consumidor?
Lo más interesante es que siempre se puede aprender algo nuevo. ¡Los datos nunca duermen! Lo que más me gusta de trabajar en un puesto vinculado a la investigación es que siempre aprendo cosas nuevas que, si no me dedicara a esto, no sabría a menos que me especializara en ese ámbito. Nuestros clientes abordan una gran variedad de temas que me han permitido seguir aprendiendo y ampliar mis horizontes sobre las últimas innovaciones en tecnología, la visión de los líderes mundiales en materia de sostenibilidad o la existencia de productos de limpieza totalmente naturales.
¿Qué consejo le darías a alguien que está pensando en incorporarse a Kantar?
Definitivamente, recomendaría Kantar como lugar de trabajo, y mi consejo al candidato sería que no dude en hacer preguntas. Todo el mundo está más que dispuesto a ayudar, a responder preguntas y también a expresar sus ideas sobre cómo podemos mejorar las cosas para nuestros clientes.
Además, otro aspecto positivo de Kantar es que las oportunidades que ofrece son prácticamente ilimitadas: tanto si quieres especializarte en un campo determinado, ascender un escalón en tu profesión y asumir más responsabilidades o, incluso, dedicarte a algo completamente distinto, Kantar te permite crecer desde dentro en todas las etapas de tu trayectoria profesional.
Además de tu trabajo, ¿qué aficiones e intereses tienes?
Al margen del trabajo, soy voluntaria en un programa de mentores para adultos jóvenes que necesitan asesoramiento sobre todas las facetas de la vida. Es una experiencia que recomiendo a todos mis compañeros y amigos, sobre todo si proceden de un entorno poco tradicional, ya que esos son precisamente los modelos de conducta de los que carecen los adolescentes. Soy una defensora del dicho «sé el cambio que quieres ver», así que me parece fundamental mostrar a los menores que no necesitan una titulación en ciencias, tecnología, ingeniería o matemáticas para ocupar un puesto de trabajo en el ámbito de los datos y que pueden conseguir cualquier cosa con la ética de trabajo adecuada.